Qué hacer cuando todo sale mal
Es, probablemente, demasiado exagerado intentar dar consejos sobre cómo reaccionar ante situaciones muy malas. Por lo tanto, no lo haré. En cambio, decidí contarles de qué he hecho yo cuando tooooodo me sale mal, para ver si les sirve para inspirarse y sobrevivir como yo lo he hecho estos años.
Primero que todo, debo confesar algo: soy muy quemada. Del tipo de quemada que me pasa una cosa
tras otra, y todo junto. Sólo para ejemplificar, una vez, cuando estaba en el colegio, me corté en la mano con una tijera; un minuto después, me corté la yema del dedo índice con una hoja; finalmente, una amiga me ofreció una papa frita para pasar el mal rato, y bueno, me corté el labio con la papa frita. Por eso, aprendí a sobrellevar mi naturaleza yuyin... no, espera, aún no la he sobrellevado, me siguen pasando estas cuestiones. Oh well. El punto es que aquí estamos y al menos he evitado que me pase algo más grave.
Ilustraré las situaciones en dos secciones. Accidentes y mala suerte.
Accidentes: Yo tengo, muuuuuuuuuuuuuuuuuchos accidentes. Todos los días. Suelen ser pequeños, pero muchas veces desencadenan otras cosas. Por ejemplo, si me lastimo mucho, tengo que parar, y me atraso para llegar a algún lugar. ¿Qué hacer cuando te pasan estas cosas? Mi consejo es este: detente un minuto a analizar la situación. Si necesitas curar tu herida, hazlo, con la mayor calma del mundo (en serio, se puede, una vez me corté la yema del dedo índice con una cartonera mientras cortábamos letras en plumavit. Salió mucha sangre, pero yo estaba mucho más calmada que mis compañeras jajaja), y si necesitas ayuda, pídela. Por otro lado, si no estás cerca de un botiquín, usa una venda temporal, o si no es tan grave, mantén la dignidad lo más que puedas (como esa vez que venía caminando con mi hermano, mientras usaba tacos altos, y me caí y me rompí la piel de la rodilla. No quedaba más que pararse y seguir no más).
Si tienes algo urgente que hacer, y te detiene un accidente, aún así date el tiempo de curarte si es necesario (una vez me apreté el dedo pulgar con la reja, y perdí la uña por el golpe. Pero aparte del dolor, era sólo cosa de esperar que se saliera la uña y saliera la nueva). Si te golpeas el dedito con la pata de la cama, aguántate un poco, y sigue con tu vida. El dolor pasa rápido. Si más que mal, la vida sigue, y ese tipo de cosas pasan en un rato. A menos que te rompas la pierna (tenía dos años, es toda una vida siendo quemada).
Primero que todo, debo confesar algo: soy muy quemada. Del tipo de quemada que me pasa una cosa
tras otra, y todo junto. Sólo para ejemplificar, una vez, cuando estaba en el colegio, me corté en la mano con una tijera; un minuto después, me corté la yema del dedo índice con una hoja; finalmente, una amiga me ofreció una papa frita para pasar el mal rato, y bueno, me corté el labio con la papa frita. Por eso, aprendí a sobrellevar mi naturaleza yuyin... no, espera, aún no la he sobrellevado, me siguen pasando estas cuestiones. Oh well. El punto es que aquí estamos y al menos he evitado que me pase algo más grave.
Ilustraré las situaciones en dos secciones. Accidentes y mala suerte.
Accidentes: Yo tengo, muuuuuuuuuuuuuuuuuchos accidentes. Todos los días. Suelen ser pequeños, pero muchas veces desencadenan otras cosas. Por ejemplo, si me lastimo mucho, tengo que parar, y me atraso para llegar a algún lugar. ¿Qué hacer cuando te pasan estas cosas? Mi consejo es este: detente un minuto a analizar la situación. Si necesitas curar tu herida, hazlo, con la mayor calma del mundo (en serio, se puede, una vez me corté la yema del dedo índice con una cartonera mientras cortábamos letras en plumavit. Salió mucha sangre, pero yo estaba mucho más calmada que mis compañeras jajaja), y si necesitas ayuda, pídela. Por otro lado, si no estás cerca de un botiquín, usa una venda temporal, o si no es tan grave, mantén la dignidad lo más que puedas (como esa vez que venía caminando con mi hermano, mientras usaba tacos altos, y me caí y me rompí la piel de la rodilla. No quedaba más que pararse y seguir no más).
Si tienes algo urgente que hacer, y te detiene un accidente, aún así date el tiempo de curarte si es necesario (una vez me apreté el dedo pulgar con la reja, y perdí la uña por el golpe. Pero aparte del dolor, era sólo cosa de esperar que se saliera la uña y saliera la nueva). Si te golpeas el dedito con la pata de la cama, aguántate un poco, y sigue con tu vida. El dolor pasa rápido. Si más que mal, la vida sigue, y ese tipo de cosas pasan en un rato. A menos que te rompas la pierna (tenía dos años, es toda una vida siendo quemada).
Mala suerte: Esto es muy común, y obviamente que a todo el mundo le pasa en algún momento. Por ejemplo, cuando vas apurado, y te das cuenta, a mitad de camino, que se te quedó la billetera. O se te quedó el celular en x parte, y cuando intentas recuperarlo, ya no está. O cuando te acabas de pintar las uñas, y se te rompe la del pulgar. Son cosas que pasan, pasas que cosan, y hay que respirar y pensar en soluciones rápidas. Si no las hay, pues simplemente hay que let it go. Y siempre te puedes quejar con tus amigos, para que fraternicen contigo, porque siempre, SIEMPRE, va a haber alguien que intentará hacerte sentir mejor, te contará su peor historia (mucho peor que la tuya), y te demostrará que se puede superar lo que te acaba de pasar, así como te estoy contando yo ahora. Lo importante es seguir no más, que todo se puede solucionar en la vida.
Yo también me rompí la pierna cuando tenía 1 año y unos meses. Te entiendo a la perfección amiga quemada.
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