Distracciones y procrastinación: Enemigas de fin de año.

La primera semana de diciembre está a punto de terminar. Es Increíble lo rápido que pasa el año, sobre todo cuando se está trabajando a full. En fin, nosotras tenemos la [merecida] suerte de haber terminado con todo lo académico y estamos solo esperando resultados, pero para los que aún siguen la lucha constante con las clases/exámenes he venido a hablar sobre mi peor enemigo: Mi facilidad de distracción (y procrastinación). Esta combinación jamás será bienvenida (a no ser que mi objetivo sea perder el tiempo). En internet hay muchos artículos que afirman ayudar a mejorar la productividad, pero, aunque quise, no pude seguirlos. He aquí lo que pasó.

La primera recomendación que todos hacen al momento de estudiar o ser productivo es apagar todos los aparatos tecnológicos. Lamentablemente, para mí eso es algo imposible porque mi productividad este semestre estuvo estrechamente ligada con la escritura de un sinnúmero de ensayos (más mi seminar) lo que implica que debo estar constantemente buscando sinónimos en los diccionarios y también traducciones, porque mi cerebro me entrega palabras en español cuando escribo en inglés y en inglés cuando escribo en español (como si ya no fuese complicada la cosa). Así que wordreference, y thesaurus estaban sólo a un click de twitter.


Representación gráfica de cómo me veía en noviembre...
Lo segundo es encontrar en qué momento del día uno es más productivo. Hay personas que funcionan en las mañanas, otras en la tarde y otras de noche. Yo descubrí que además de funcionar en la noche escribiendo ensayos maratónicos, también soy productiva en la mañana antes de la hora de almuerzo. Cuál es el problema? se preguntarán, el problema es que terminé durmiendo menos de 5 horas diarias durante dos (si es que no fueron tres) semanas, fui (y creo que sigo siendo) un verdadero panda.



Nubes curiosas desde mi ventana
Otro decía que había que evitar todas las distracciones. Eso es completamente imposible. O quizás soy yo. El otro día estaba escribiendo productivamente hasta que me estanqué (era en la tarde, eso explica mucho) así que miré por la ventana de reojo y descubrí que había una nube ‘avanzando’ por la cordillera. De más está decir que yo por ningún motivo pasé quince minutos viendo como la nube ‘crecía’. Otras veces tienen formas curiosas y yo intento adivinarlas, y otras veces, en las que estoy desesperadamente aburrida y la productividad se me escapa de las manos, termino mirando la pared o el techo (y no hay nada que ver, ambos están sin decoración).



Otras recomendaciones eran hacer listas, pero siempre que tomo un lápiz olvido todo lo que voy a escribir y otra era darse pequeñas recompensas. En mi caso no eran pequeñas, y a mi parecer, siempre merecía un poco de azúcar y/o un té. Oh, y están también las veces que me quedé dormida mientras estudiaba/escribía. Si están en las mismas que yo, un abrazote grande para ustedes y ánimo que ya vienen tiempos mejores (de 10 horas de sueño y de siestas post almuerzo.) Si no se distraen con nada, es muy admirable, felicitaciones!!! 

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